Consultas realizadas

lunes, 29 de agosto de 2011

Biblioteca on line

Una pequeña diferencia que hace la gran diferencia

Los recursos productivos ilustrados en ambos dibujos son exactamente los mismos: tierra, agua, mano de obra familiar, animales de producción y de trabajo y algunos útiles agrícolas. La diferencia es que en el segundo dibujo al adoptar, de manera correcta tecnologías de bajo costo, los mencionados recursos productivos están siendo utilizados de manera eficiente y en la plenitud de sus potencialidades. Esta profunda transformación depende exclusivamente del factor conocimiento. Esto significa que los agricultores pobres podrían ejecutar esta primera etapa de "tecnificación" de la producción agropecuaria, sin necesidad de contar con decisiones políticas ni recursos adicionales a los que ya están disponibles en sus fincas, Con la única condición de que los gobiernos hagan lo que deberían haber hecho hace mucho tiempo; es decir, capacitar y estimular adecuadamente a los productores rurales para que ellos sepan y quieran hacerlo.
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La Revolución Agroecológica en Latinoamérica
Miguel Altieri y Victor Toledo

Portada de la obra
Este artículo revela y describe lo que se conoce como “revolución agroecológica” en Latinoamérica. Si bien en la región continúan aumentando las agroexportaciones y el uso de biocombustibles con sus consecuencias en el calentamiento global, los conceptos de soberanía alimentaria y rural surgidos de la perspectiva agroecológica están captando cada vez más la atención. Y es que las nuevas propuestas científicas y tecnológicas relacionadas con la ciencia de la agroecología y con los saberes indígenas están siendo cada vez más aplicados por un número importante de campesinos, ONG’s, gobiernos e instituciones académicas. Esto está permitiendo logros trascendentes en temas como la soberania alimenaria basada en la conservación de los recursos naturales y el empoderamiento local, regional y nacional de organizaciones y movimientos campesinos.
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Revista Agroecología:

Red AgriCulturas
LOS IMPACTOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO SOBRE LAS COMUNIDADES CAMPESINAS Y DE AGRICULTORES TRADICIONALES Y SUS RESPUESTAS ADAPTATIVAS.   Miguel A Altieri, Clara Nicholls
ESTIMACIÓN DE LA BIODIVERSIDAD EN AGROECOLOGÍA.        Diego Griffon B.
INTEGRACIÓN DE MICROORGANISMOS BENÉFICOS (HONGOS MICORRÍCICOS Y BACTÉRIAS RIZOSFÉRICAS) EN AGROSISTEMAS DE LAS ISLAS CANARIAS.   María del Carmen Jaizme-Vega, Ana Sue Rodríguez-Romero


AGROECOLOGÍA: DESAFÍOS DE UNA CIENCIA AMBIENTAL EN CONSTRUCCIÓN.     Tomás Enrique León Sicard
EVALUACIÖN DE LA SUSTENTABILIDAD EN AGROECOSISTEMAS: UNA PROPUESTA METODOLÓGICA.       Santiago J. Sarandón, Claudia C. Flores
POLICULTIVOS DE LA MENTE. ENSEÑANZAS DEL CAMPESINADO Y DE LA AGROECOLOGÍA PARA LA EDUCACIÓN EN LA SUSTENTABILIDAD       Alejandro Rojas W
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Novedades
REDAGRES: Aplicación de la agroecología para el desarrollo y escalonamiento de sistemas agrícolas resilentes al cambio climático.
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ETNOECOLOGÍA: Punto de encuentro entre naturaleza y cultura. La etnoecología ha sido definida como el estudio interdisciplinar de los sistemas de conocimiento, prácticas y creencias de los diferentes grupos humanos sobre su ambiente.
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martes, 5 de julio de 2011

El Mini Huerto Biointensivo

Fig. 1. Girasol para composta, en crecimiento.
Introducción


Montar un huerto de traspatio es cuestión de decisión personal y cierta disponibilidad de tiempo para mantenerlo vivo. Las imágenes que aquí se presentan son inéditas y corresponden a la experiencia desarrollada en Atuntaqui, Imbabura - Ecuador, para comprobar, en la práctica, las bondades del método biointensivo.

Se aplicaron los principios del Método: doble excavación en cada una de las camas, adición de enmiendas y composta previo al transplante de las plántulas producidas en almácigos con semillas de libre polinización (gentilmente donadas por John Jeavons a través de Bontiful Gardens, Willits, CA), siembra cercana en arreglo hexagonal, diversidad de cultivos para producción de composta biointensiva, alimento e ingreso, riego localizado en cada parcela y procedimientos de manejo apropiado a cada cultivo.


Fig. 2. Avena y alfalfa, cultivos para composta.
Los resultados alcanzados son el producto de una actividad permanente que combinó, por un lado, el entusismo de poner en práctica las enseñanzas de John Jeavons y Carol Cox en el Common Ground Mini Garden de Ecolgy Action en Willits, CA-USA, durante el verano de 2002; y, por otro, el compartir los aprendizajes con estudiantes de la carrera de Ingeniería en Recursos Naturales Renovables (RNR) de la Universidad Técnica del Norte. 

Fig. 3. Antesis en Safflower compost crop.
Esta experiencia corría el riesgo de permanecer invisible, hasta que surgió la necesidad de volver a compartir los conocimientos sobre el método al insertar su contenido en la cátedra de Agroecología que se inauguró en el nuevo Pénsum de estudios de la mencionada carrera de ingeniería en RNR. El entusiasmo por la acogida de parte de los estudiantes para conocer, practicar y difundir el método, fue razón suficiente para documentar las experiencias vividas con anterioridad y que han permitido contribuir a la expansión de los saberes en beneficio de cuantas personas estén interesadas en estas prácticas que, con seguridad, habrán de paliar el hambre de un enorme segmento de la población mundial, en el escenario futuro de un planeta sin recursos energéticos provenientes del petróleo.

Fig. 4. Nueva disposición de tutoraje en Phaseolus vulgaris L.
A una persona que no esté familiarizada con el método de cultivo biointensivo, le parecería absurdo que en un huerto se destine tan solo un 10% de la superficie de las camas de cultivo para la producción de hortalizas, mientras que el 60% esté destinado a la producción de carbohidratos y biomasa para composta y el 30% para la producción de alimentos ricos en energía (bulbos, tubérculos y raíces). La experiencia ha demostrado que una agricultura es sustentable si en el mismo agroecosistema, de la dimensión que fuere, se puede producir el material vegetal necesario para elaborar composta y asegurar la sostenbilidad de la fertilidad del suelo a largo plazo.

La Fig. 4. muestra el detalle para el soporte de plantas de fréjol voluble. En las siguientes entradas se añadirán ilustraciones que pondrán de manifiesto las bondades del método biointensivo de cultivo de alimentos.

Al cabo de un tiempo, la misma cama de cultivo se mostró así:
Fig. 5  Principio biointensivo de "siembra cercana" en Phaseolus vulgaris L. var. Caraota

domingo, 5 de junio de 2011

Videos of Grow Biointensive

Para visualizar las prácticas del método biointensivo de cultivo, desde la fuente, se ofrecen los siguientes videos ilustrativos:
  1. Guía para principiantes: http://www.youtube.com/watch?v=FPeAvYrfKkU
  2. Producción de plántulas: http://www.youtube.com/watch?v=x9tvhzPpDWY
  3. Preparación de la cama de cultivo: http://www.youtube.com/watch?v=NUp8XOsA2q4
  4. Doble excavado, fertilización y riego: http://www.youtube.com/watch?v=1BTwQyNtpaE
  5. Transplante: selección y manejo: http://www.youtube.com/watch?v=vBLuNpR5vNs
  6. Composta, materiales y elaboración: http://www.youtube.com/watch?v=W6cEUoN3NgI
  7. Composteo, manejo de la pila: http://www.youtube.com/watch?v=lhctlSqYJls
  8. Cosecha lechuga, tree collards, papas, habas: http://www.youtube.com/watch?v=ff-fzyWNSRw
  9. Cosecha de granos: http://www.youtube.com/watch?v=3FXNCNSkdaM
  10. Beneficio de las semillas: http://www.youtube.com/watch?v=_8ES2qemw1s
  11. Selección de sus cultivos: http://www.youtube.com/watch?v=oJNDY4G09Pw
  12. Planeación del huerto 60-30-10: http://www.youtube.com/watch?v=SvUik1x9nmc
  13. Manejo del huerto: http://youtu.be/pNh_oVy-_m4
  14. Favoritos (Kenia): http://www.youtube.com/user/JohnJeavonsGrowBio#p/a/f/0/ngLN7hFlmXY

sábado, 28 de mayo de 2011

Principios agroecológicos


Tabla I. Principios Agroecológicos para un Desarrollo Sustentable.

DIVERSIDAD 
BIOLÓGICA, GENÉTICA, ECOLÓGICA, PAISAJÍSTICA, PRODUCTIVA
Autosuficiencia  
alimentaria, energética, tecnológica, económica, etc.
Integración
de prácticas productivas, de unidades de paisajes,  de ciclos naturales.
Equidad
productiva, de recursos, de participación, decisión, etc.
Justicia económica
dirigido a obtener precios justos para los productos comercializados por la comunidad.
Equilibro espacial
dirigido a lograr y garantizar a la estabilidad del paisaje, mediante el manejo armónico de las diferentes unidades ecogeográficas del territorio comunitario y su integración en procesos productivos.
Equilibrio productivo
racionalidad entre el valor de uso y el valor de cambio, evitando minar la subsistencia de los productores. El mercado se torna secundario, es solo complementario.
Equilibro comunitario
relación justa entre los intereses del todo y los intereses de las partes: entre los intereses de la comunidad y la familia. Se evita los excesos del colectivismo y el individualismo.
Equilibrio familiar    
armonía entre los individuos, sexos y generaciones que integran el núcleo familiar, mediante la aplicación de normas adecuadas de salud, alimentación, higiene, educación, información v recreación.
       Fuente: Toledo, 1997.

lunes, 2 de mayo de 2011

La Revolución Verde

El término “Revolución Verde” fue acuñado en 1968 por el Dr William Gaud, administrador de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID), para referirse al incremento sorprendente y repentino de la producción de trigo y arroz que ocurrió en varios países en vías de desarrollo a mediados de los años 60. 

En el año 2007, se decía el mismo discurso de 40 años atrás; el director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), llamó a apoyar una segunda Revolución Verde para alimentar a la población del mundo cada vez más numerosa, que pasará de seis a nueve mil millones de personas, a pesar de todas las consecuencias, ambientales, económicas, culturales y en la salud,  que trajo aparejado la aplicación de este paquete tecnológico.

La agricultura que aplica el paquete tecnológico impulsado por la Revolución Verde se denomina actualmente agricultura convencional, diferenciándose de la agricultura tradicional (anterior a la misma). 

La Revolución Verde de las décadas del 50 - 60, subordinó la agricultura al capital industrial y eliminó métodos tradicionales de manejo ecológico de suelo, manejo de la materia orgánica, abonos verdes, cobertura  permanente de suelo, barbechos, control biológico de plagas, variedades adaptadas  a cada condición de suelo y clima. Estas prácticas sustentaban los sistemas productivos y alimentaban a la población hasta la aparición del “nuevo” paquete tecnológico en donde fueron sustituidas y consideradas atrasadas e inviables. 

La agricultura convencional implica la simplificación de la biodiversidad y alcanza una forma extrema en los monocultivos. El resultado final es una producción artificial que requiere de una constante intervención humana. En la mayoría de los casos, esta intervención ocurre en la forma de insumos: agrotóxicos y fertilizantes químicos, los cuales, a pesar de aumentar los rendimientos en el corto plazo, resultan en una cantidad de costos ambientales y sociales indeseables (Altieri, 1997). 

Características de la agricultura convencional
  •  Utilización intensiva de fertilizantes químicos de alta solubilidad (nitrógeno, fósforo y potasio) funguicidas, herbicidas, hormiguicidas, e insecticidas sintéticos
  • Utilización de semillas híbridas y transgénicas entre ellas soja y maíz
  • Visión del suelo desde el aspecto puramente físico (soporte de las plantas) y químico (nutrientes), descartando la vida que hay en él
  • Uso intensivo de insumos externos al predio
  • Mecanización intensa (potencia sobredimensionada y de gran peso)
  • Reducción de mano de obra 
  • Masivo uso de productos químicos basados en energía fósil no renovable (petróleo y rocas fosfatadas, etc.)
  •  Monocultivo y reducción de la biodiversidad
Consecuencias
  •  Mayor inestabilidad, pérdida de la biodiversidad
  • Pérdida del potencial productivo de los suelos (afectando propiedades físicas, químicas y biológicas)
  •  Emigración rural 
  • Contaminación de alimentos (agrotóxicos), del ambiente (ríos, suelos, atmósfera) y de los trabajadores rurales
  • Absorción desequilibrada de nutrientes (por fertilizar el suelo con pocos nutrientes, alimentos desequilibrados nutricionalmente)
  • Aumento de los costos de producción
  • Aumento de la resistencia de malezas e insectos por el uso indiscriminado de herbicidas e  insecticidas
  • Disminución de la productividad del suelo por pérdida de materia orgánica y nutrientes debido a la erosión
  •  Destrucción de la vida silvestre, insectos benéficos y polinizadores 
La producción industrial de alimentos fue vendida y “extendida” por empresas trasnacionales,  organismos internacionales, facultades, organismos de extensión públicos y privados,  cooperativas agrarias, sociedades de fomento e institutos de enseñanza, diciendo que las semillas híbridas, transgénicas, maquinaria, aplicación de agrotóxicos (insecticidas, herbicidas, fungicidas y muchos más biocidas), fertilizantes químicos será la única receta para combatir el hambre y la pobreza actual y futura. La excusa del hambre es un argumento muy loable en principio, pero el hambre no es resultado de técnicas de cultivo nuevas o tradicionales, sino de procesos sociales, económicos y políticos. 

martes, 12 de abril de 2011

El Huerto Sustentable

(The Spanish language version of The Sustainable Vegetable Garden) by John Jeavons and Carol Cox, 2007. 107 pp.

En este documento se sintetizan todos los principios del método biointensivo y sus aplicaciones prácticas. Para obtener una copia gratis del documento en formato pdf, acceda a través del siguiente link: El Huerto Sustentable

En caso de que no se visualice, copie y pegue en la barra de navegación el siguiente enlace de Ecology Action, fundación estadounidense que promueve el método de cultivo biointensivo a escala mundial, red de la cual forma parte la Universidad Técnica del Norte: http://www.growbiointensive.org/
Acceda al documento dando clik en Publications

domingo, 3 de abril de 2011

Análisis de agroecosistemas


El agroecosistema como unidad de análisis para la evaluación de la sustentabilidad
Luis Brunett Pérez

Un agroecosistema es un ecosistema modificado y manipulado por el hombre, en que se involucra a la agricultura y a la ganadería con la finalidad de obtener bienes, servicios y productos de consumo humano de interés para una localidad, o bien, para participar del mercado. Bajo estas condiciones se establece que un agroecosistema es un sistema abierto, que recibe insumos externos y genera productos; por lo cual, se liga con otros agroecosistemas (Conway 1990; Sevilla 1999).

Partiendo de esta percepción, se afirma que cada región tiene un conjunto de condiciones climáticas y recursos naturales que interactúan con las relaciones económicas y las estructuras sociales, dando lugar a una gran variedad de agroecosistemas (Conway 1990). En este sentido, los factores más importantes para establecer el grado ó tipo de modificaciones de un agroecosistema son: (a) los factores ambientales (la disponibilidad de agua y la calidad del suelo), (b) los factores sociales (las preferencias y hábitos de alimentación) y (c) los factores económicos (los precios de los productos y de los insumos). De ahí que los agroecosistemas también son definidos como sistemas integrados —desde el punto de vista ambiental, económico y social—, diseñados para la obtención de productos y servicios específicos, que tienen una estructura jerárquica medible en escalas temporal y espacial (Conway, 1990).

Frente a estas condiciones, un elemento importante en el estudio de los agroecosistemas es el control externo: la dependencia de decisiones, políticas y/o condiciones económicas y sociales que influyen en su dinámica. En este sentido, Conway (1994) sugiere que, para el estudio de los agroecosistemas, es conveniente definir los diferentes objetivos y estrategias determinados por las dinámicas sociales y económicas que transforman un agroecosistema, con la intención de obtener alimentos u otros productos; lo que se entiende como “valor social”.

Con el fin de facilitar cualquier tipo de investigación que utilice el modelo conceptual propuesto, se sugiere partir de los niveles más bajos, ya que ahí es más fácil identificar los procesos de deterioro, como también los métodos para corregirlos. Asimismo, se puede tener un mayor conocimiento de los procesos ecológicos (ciclos de nutrientes y energía, sobre todo) a fin de estudiar, manejar y evaluar a los agroecosistemas.

El análisis de agroecosistemas no sólo tiene la particularidad de reconocer las entradas, salidas y flujos internos, sino además, considerar a las personas que manejan el conjunto de recursos, es decir, los que invierten mano de obra y/o dinero para el funcionamiento del agroecosistema y toman las decisiones sobre el destino y uso de los recursos.

Se concluye, entonces, que el análisis de agroecosistemas se fundamenta en un modelo de investigación para el estudio de sistemas de producción, con un enfoque multidisciplinario basado en una perspectiva ecológica, que permite abordar a los sistemas con una visión integral y diferenciarlos a escalas espaciales y temporales, donde los usuarios y las relaciones e interacciones de tipo biofísico y socioeconómico son factores importantes a considerar. Su planteamiento base es la búsqueda de un nuevo paradigma en la investigación de sistemas de producción para el desarrollo de una agricultura sustentable (Conway 1987 y 1994).

lunes, 7 de marzo de 2011

EL AGROECOSISTEMA


La agricultura, en su más amplio sentido, puede ser definida como el cultivo y/o la producción de plantas o productos de la ganadería. Es generalmente sinónimo de finca, granja o hacienda, el lugar de producción de alimentos, forraje y materiales orgánicos industriales. En común con las otras industrias primarias tradicionales (explotación forestal, pesca), el recurso primario básico para la agricultura es el ambiente físico. 
     
     El proceso básico involucrado es el de la fotosíntesis -un proceso que no ha podido ser replicado fuera del cloroplasto vivo de las células vegetales. La planta cultivada es, entonces, la fundamental "unidad de producción" en agricultura por su habilidad, en condiciones de una suficiente energía luminosa, para manufacturar materiales orgánicos complejos (carbohidratos, proteínas, grasas) a partir de elementos inorgánicos simples tales como el dióxido de carbono, agua y nutrientes minerales, proporcionados por la atmósfera y el suelo. 

     La productividad vegetal (o productividad biológica primaria neta) es la tasa a la cual la planta acumula materia orgánica por encima de sus propios requerimientos de energía, sin que haya deficiencia de agua ni falta de nutrientes; esta será una función de la intensidad y duración de la insolación recibida. Los umbrales ambientales mínimo, óptimo y máximo para el crecimiento y desarrollo de diferentes especies o variedades determina el área en la cual una determinada planta de cultivo puede ser exitosamente cultivada, tanto para proveer suficiente alimento para satisfacer los requerimientos inmediatos como para generar un retorno económico satisfactorio a partir del rendimiento obtenido.

     La producción, tanto de plantas como de animales, requiere un grado de manejo de los recursos ambientales y orgánicos disponibles. La primera práctica de manejo es el cultivo de la tierra o, más exactamente, del suelo. Cultivar significa: 

1.    Selección de aquella planta de cultivo más adaptada para asegurar una alta probabilidad de un rendimiento satisfactorio del producto requerido.
2.  Propagación: la preparación del suelo mediante varias formas de labranza para asegurar condiciones apropiadas para trasplante o siembra y para 'nutrir' el cultivo.
3.   Protección de los recursos primarios ante la competencia causada por malezas y por la reducción directa o indirecta del potencial del rendimiento debida a la presencia de animales plaga y  otros organismos patógenos.


     La agricultura incluye tanto el manejo del cultivo como del ambiente (o hábitat) en el cual éste crece. Por un lado, la selección y mejoramiento de los cultivos tiene como propósito producir una planta que dará el más alto rendimiento y/o calidad, bajo cierto conjunto de condiciones ambientales. Por otro lado, la labranza del suelo, el manejo de la relación suelo-agua, el control de malezas y plagas tienen como objetivo el minimizar las restricciones biofísicas y crear un hábitat  que permitirá al cultivo alcanzar su potencial de producción. 

     En otras palabras, los trabajos del agricultor con los límites de sus habilidades culturales o técnicas heredadas o adquiridas para lograr el 'más conveniente' entre los cultivos que él escoge para producir y las condiciones físicas de ese hábitat. En este sentido, él 'crea' un particular tipo de ecosistema - el agrícola o como ahora se conoce, el agroecosistema en el cual el agricultor es una variable ecológica esencial al influir o determinar la composición, la funcionalidad o la estabilidad del sistema.

     El agroecosistema difiere de otros ecosistemas clímax no manejados o 'silvestres', en un ambiente físico similar, en su esencia simple, con menos diversidad de especies de plantas y animales y con una estructura menos compleja (p.ej. la organización espacial de sus componentes orgánicos). No solo cuentan el pequeño número de especies y formas de vida asociadas, sino que las especies o variedades de las plantas cultivadas tienen cada vez menos diversidad genética que sus ancestros silvestres o sus parientes cercanos. Porque de esta simplificación, la energía solar entrante es canalizada a través de pocas y pequeñas rutas o cadenas alimenticias que en el ecosistema silvestre. 

     Las labores culturales, al reducir la competencia, canaliza una alta proporción de la energía luminosa disponible hacia las plantas de cultivo y desde éstas directamente, o indirectamente a través de los productos provenientes de los animales domésticos, para beneficio del hombre. El resultado es una reducción en la complejidad de la 'red alimentaria' y en el número de niveles tróficos a dos o a lo mucho, a tres. También en el agro-ecosistema la biomasa de grandes herbívoros (tales como la vaca, oveja, cabras, etc.) es considerablemente mayor comparada con aquella de los animales  ecológicamente equivalentes normalmente soportados por eco-sistemas terrestres no manejados. 

     Como resultado, una muy pequeña proporción de la energía de la biomasa vegetal pasa a través de la 'ruta detrital o de descomposición'. En contraste, una alta proporción es consumida por los animales domésticos o es exportada del sistema en calidad de producto vegetal o animal. En consecuencia, el 'pool de energía' en el suelo en  forma de materia orgánica muerta o en degradación y de humus es, en general, mucho menor que aquella de ecosistemas no manejados en condiciones ambientales similares.

     Además, la más alta concentración de flujo de energía en el agro-ecosistema está acompañada por una ruptura del ciclo natural de nutrientes. En éste último, muchos de los nutrientes tomados del ambiente por las plantas son devueltos y reciclados a través de la descomposición de la vegetación y animales muertos y los excrementos de los animales vivos. En el agro-ecosistema hay, inevitablemente, una continua pérdida, lenta o rápida, de nutrientes desde el sistema en los casos de aprovechamiento de productos vegetales y animales o como resultado de la tasa de incremento de la descomposición orgánica y de lixiviación de los nutrientes a consecuencia de la labranza del suelo. 

     También, en los cultivos de ciclo corto o ganadería la tasa de ciclo de los nutrientes tiende a ser rápida y la disponibilidad de nutrientes 'en pie' es más variable en volumen y depende más de la biomasa animal que de la vegetal, en contraste con el sistema no manejado. A menos que se disminuya la pérdida de nutrientes exportados mediante una buena aplicación de fertilizantes orgánicos e inorgánicos, el agro-ecosistema inevitablemente tenderá al agotamiento, la biomasa decrecerá y su productividad caerá. Sin embargo, con conocimientos y técnicas cada vez más avanzados, el hombre ha desarrollado métodos tanto para el incremento como para el mantenimiento de la productividad de los agro-ecosistemas mediante mejoramiento de animales y de variedades vegetales de alto rendimiento y el incremento en la aportación de nutrientes, mientras que al mismo tiempo intenta reducir las pérdidas por competencia mediante un adecuado control de malezas y plagas.
   
     A menudo a los ecosistemas 'silvestres' o no modificados se los atribuye un alto grado de estabilidad en relación con los agro-ecosistemas, porque a pesar de la gran diversidad de especies y de la complejidad trófica, le permite conservar la homeostasis; por ejemplo, alcanzar y mantener un estado-estable frente a la variabilidad normal del ambiente. En cambio, los agro-ecosistemas, carentes de este mecanismo regulador, son muy susceptibles a la ruptura y a menudo a la destrucción debido a condiciones ambientales extremas como sequías, heladas, enfermedades, etc. Ha sido postulado, sin embargo, que tal comparación se invalida  porque la estabilidad de un agro-ecosistema no depende tanto de los mecanismos reguladores 'naturales' sino en cómo el hombre exitoso mantiene el sistema y, de este modo, se asegura comparado con lo normal y predice la probabilidad de las variaciones ambientales anormales.

                                                           Fig. 1.1 Subsidios y pérdidas de energía en el agroecosistema
                                                           Redibujado de Tivy y O'Hare, 1981

 
     Uno de los más sorprendentes y ecológicamente significativos contrastes entre los ecosistemas no modificados y el agro-ecosistema es que este último es un mucho más sistema-abierto, con un enorme número y un gran volumen (o equivalentes de energía) de inputs (entradas) y outputs (salidas), que el primero. En términos de inputs, los agro-ecosistemas están 'subsidiados' por la adición de energía directa e indirecta la cual es necesaria para el proceso de cultivo y para incrementar los rendimientos (Fig. 1.1). Además, la producción primaria o secundaria a partir de un agro-ecosistema puede convertirse en un input para otro. Los nutrientes que crecen en una finca son consumidos en otra, o el ganado criado en una finca es engordado en otra. Así mismo, el número y volumen de outputs de los agro-ecosistemas excede a aquellos de los ecosistemas silvestres. 
      
     Tanto como la extracción de productos vegetales o animales, los sistemas en formación producen muchos residuos: primero, porque la parte utilizable normalmente representa solo una pequeña, pero variable proporción de la planta en su totalidad; y, segundo,  porque las poblaciones del ganado son mucho más elevadas que aquellas de los herbívoros de los ecosistemas no manejados, la cantidad de excretas animales es por consiguiente más abundante. Dependiendo del tipo de sistema agrario (farm system) algo de los residuos orgánicos es reciclado; por ejemplo, retornan a la tierra como abonos o fertilizantes orgánicos; sin embargo, en muchas ocasiones, junto con aditivos fertilizantes inorgánicos y pesticidas químicos, pueden 'escaparse' del sistema en el cual han sido producidos o aplicados, y convertirse en input, a menudo en un input contaminante en otro ecosistema manejado o natural.


      Los agro-ecosistemas varían en la extensión en la cual se desvían en forma y función con respecto a los ecosistemas naturales, dependiendo del tipo, nivel de manejo y el número y cantidad de inputs y outputs. Smith y Hill (1975) identificaron cuatro parámetros principales mediante los cuales estos sistemas pueden ser definidos: diversidad biológica, intensidad de intervención humana, balance neto de energía y responsabilidad administrativa; y concluyen en que hay un continuum entre el ecosistema natural o inmanejado y el más intensivamente manejado. (Fig. 1.2). A un lado del espectro, donde el nivel de administración es bajo y en otro donde la labor humana es insumo insignificante, el ecosistema semi-natural existente puede ser directamente aprovechado para la producción ganadera, como en los potreros abiertos al pastoreo, con muy poco manejo en cuanto a sus componentes orgánicos o al ambiente físico. En este caso, los inputs y outputs son pequeños y la productividad agrícola es cerrada en relación con el recurso vegetal incultivado. De modo similar en una de las formas simples de cultivo. Como la agricultura trashumante en un ambiente de bosque húmedo tropical, el manejo es limitado y el particular agroecosistema está adaptado estrechamente a las condiciones ecológicas existentes. Se ha sugerido que este agroecosistema en la diversidad de especies cultivadas y formas de vida, replica en miniatura a la foresta natural (Harris, 1976; Ruthenberg, 1980). En el otro extremo del espectro están los agro-ecosistemas en donde hay un nivel muy alto de administración que incluye a menudo drásticas modificaciones ambientales, de los cultivos y del ganado. La gran cantidad de inputs y volumen de capital, más que la misma labor, se refleja en una alta productividad. Realmente, se ha sugerido que, en este tipo de agro-ecosistemas, la experticia técnica del hombre es tal que el ambiente físico no constituye una variable significativa ni tampoco determina o influye al tipo de agro-ecosistema. Esto es plenamente válido para ciertos vegetales o animales producidos en ambientes controlados de invernaderos, baterías avícolas y salas de maternidad de cerdos. Sin embargo, el costo del control del ambiente en 'locales cerrados' puede, en mayor o menor extensión, ser influenciado por las ganancias o pérdidas de luz y calor a partir del ambiente circundante.

      La Tabla 1.1 ilustra la variación de intensidades de la producción de arroz en términos del tipo y cantidad de los subsidios de energía directos e indirectos.


Tabla 1.1  Inputs y outputs de energía1 en la producción de arroz.


Borneo

Japón

California


Inputs

Energía directa
Labor
Hacha y azada
Maquinaria
Diesel
Petróleo
Gas


Energía indirecta
N
P
Semillas
Irrigación
Insecticidas
Herbicidas
Drenaje
Electricidad
Transporte


Outputs
Rendimiento de arroz
(Rendimiento de proteína)

Eficiencia de energía




0.626
0.016
-
-
-
-



-
-
0.392
-
-
-
-
-
-



7.318
(141 kg)

7.08





0.804
-
0.198
-
0.910
-



2.088
0.225
0.813
0.910
0.348
0.699
-
0.007
0.051



17.598
(363 kg)

2.45




0.008
-
0.360
3.264
0.657
0.354



4.116
0.201
1.140
1.299
0.191
1.119
1.217
0.380
0.121



22.3698
(462 kg)

1.55

 1. Miles de kcal de energía por hectárea.  Fuente Pimentel, David and Marcia, 1979.


       En Borneo, los métodos de cultivo son simples y el más importante insumo es el de la energía humana. Los rendimientos son bajos y en tales sistemas dependerán de la fertilidad inherente del suelo y de la forma como se mantenga con éxito el ciclo natural de nutrientes. En Japón, en donde el cultivo del arroz tiene un trabajo más intensivo que en Borneo, una más alta proporción del subsidio de energía directo se justifica por la mecanización y los subsidios indirectos de energía están por encima del doble que los de energía directa. Los combustibles y lubricantes usados como insumos son una a dos partes y media más altos en Japón que en Borneo. El nivel de todos los insumos es el más alto en California, donde la maquinaria ha desplazado totalmente a la labor humana y en donde todos los otros insumos, con excepción del fósforo y del calcio, exceden a aquellos del Japón. Los rendimientos expresados en términos de outputs de energía son tres veces más altos que los de Borneo. La productividad de todas las tres áreas es una función del nivel de inputs, esto es, de la intensidad de la agricultura. Sin embargo, hay una relación inversa entre productividad y eficiencia de energía, la eficiencia de energía de la producción de arroz en Borneo es aproximadamente cinco veces más grande que aquella de California. Con el incremento de la intensidad de la eficiencia de la labor en términos de output por unidad de input de energía cinética o por hora - hombre de trabajo, se eleva el costo de producción.

      Finalmente, la escala del agro-ecosistema puede variar desde pequeña, incluyendo el uso intensivo de la tierra, hasta grande, asociada a una superficie extensa de terreno. La escala depende también del grado de apertura del agro-ecosistema. Algunos, como en el caso de las economías agrícolas de subsistencia, son más auto-suficientes que otras. Éstas tienen poco o ningún otro subsidio de energía que el proporcionado por la labor humana y las herramientas de labranza manual. Otras, ejemplificadas como las más intensivas, no solo son muy abiertas y altamente subsidiadas sino que la escala de su operación puede ser global en términos de la distancia desde la cual provienen los subsidios de energía y hacia dónde los outputs (productos y residuos) son exportados.

      El tipo de agro-ecosistema está determinado por un lado por el potencial ambiental y por otro por las condiciones sociales, económicas y políticas prevalecientes que repercuten en la demanda y en la factibilidad de los cultivos y ganadería que pueden ser producidos en una localidad.